7 de agosto de 2017

Mécanica Mental

No teman reinventarse

Hace poco publiqué algunos pareceres míos sobre la reciente publicación del disco "Rooted Time" del grupo en el que toco la guitarra y también grazno, perdón canto, Vassy Courtes, y fui increpado por mis mánagers por agredir a una persona. Leí y releí y nunca vi nombre alguno, sí decía algo a alguien pero no mencioné su nombre, ni siquiera su nick pero, por una parte fue bueno que eso sucediera, mis manejadores me salvaron de mi propio veneno y muchas veces es mejor quitarse pesos de encima. Y eso hice, me quité un peso de encima, tomé lo que no me sirve y lo arrojé al cesto y de verdad, yo mismo pensé que eso era un argumento del Coaching Coercitivo pero no, realmente funciona quitarse de encima lo que sólo causa molestias y sufrimiento. Pero ese menso al que ataqué, lo acepto, no fue el único que me dio una gran sorpresa en mi vida. Como él, hubo más personas por las que yo habría salido a rifarme el físico de ser necesario pero que al final terminaron cagándome encima.

Descubrí que muchas de mis teorías son fundamentalmente ciertas y que a veces uno se convierte voluntariamente en la esponja que trata de absorber las carencias morales de otros y eso a la larga resulta el peor de los errores. En el caso de él, el del "otro nivel", yo le convencí que él podía tocar el bajo eléctrico y le hice creer en él mismo y lo único que logré fue inflar su ego y su soberbia que al final se volvieron en mi contra. En el caso de otras personas, me di cuenta que sólo conseguí ponerle alcohol a sus dañadas autoestimas y barrieron y trapearon el piso conmigo. Aquí viene lo más chistoso, alguna de ellos me enfatizó exactamente cual era su posición con respecto a mi posición en términos, acepto, bastante humillantes pero acepté mi parte. Entiendan la lógica, cortó toda relación conmigo después de su victoria moral muy a pesar de que yo acepté sus argumentos de manera cordial. Odio a los malos perdedores pero definitivamente son peores los malos ganadores. Con eso, ella hizo pírrica su victoria, vaya manera de auto descalificarse

No es importante quién me hable o quién me deje de hablar, siendo como soy es más fácil que sea yo el sangrón, pero es verdad que uno suele reencontrarse con esas cosas que lo lastimaron a uno de niño y/o adolescente. Pareciera que existe una suerte de masoquismo funcional en la forma en que uno se desempeña con las personas a las que uno busca para establecer un vínculo afectivo, bien sea amistoso o bien sea sentimental -y desde luego no estoy cuestionando mi actual situación sentimental, para que no me la hagan de tos con eso-, pareciera también que hay una parte de nosotros que busca afanosamente reencontrarse con esos retos sin darse cuenta, lo malo es que, lejos de enfrentarlos y vencerlos, vuelve uno a caer de la misma manera en que eso mismo lo hizo en el pasado. Mi amigo Luis Torres (alguna vez colega, hoy retirado) opina que yo tengo un cierto talento para buscar personas psicópatas y aún hoy opino que exagera, sin embargo es bien cierto que suelo tener cierta atracción por la gente que tiene problemas de ubicación social.

Pero la verdad eso no es importante ya. Confieso que después de ese desencuentro de la victoria pírrica de la otra persona descansé bastante, me caló su dimisión pero me sentí tranquilo. De repente me di cuenta que estoy tratando de hacer que mi vida flote adecuadamente y que me había cargado lastres que no necesito y eso se debe al vicio que solemos tener de aferrarnos a personas y cosas en su concepción idílica, misma que nos forjamos nosotros mismos fantaseando siempre, como en un cuento de hadas o una historia de final feliz. Ese es el punto. Nadie es culpable de nuestras desgracias aunque muchas veces hasta lo intenten, el verdadero culpable de nuestros malos momentos es el instinto de uno mismo respecto a establecer situaciones ficticias basadas en ideales mentales alejados, por mucho, de la realidad. Nadie se da cuenta de sus propios errores ni está dispuesto a aceptarlos cuando sí se da cuenta y eso es todavía peor que el daño que pensamos que nos hacen los demás.

Nunca habrá una persona lo suficientemente mala, y me refiero a nuestro círculo social, que decida portarse mal con uno ya que la gente que nos rodea tiene su propio mundo igual de frágil y absurdo que el de uno y, visto detenidamente, resultan más frágiles y mas susceptibles de daño que incluso uno. El vicio de culpar a otros y de acusarlos de lastimarnos o perjudicarnos es un acto adelantado de negación a nuestras "zonas erróneas". Yo mismo solía ser un insufrible criticón. Para mí, mis colegas musicales eran unos tontos, todos, nadie era lo suficientemente bueno y los criticaba muy feo cada que podía, los descalificaba y hasta me burlaba de ellos. El día que conocí a alguien peor que yo fue cuando me di cuenta que "Lo que me choca me chequa" y me puse a hacer un autoexamen mental decidiendo que tenía que modificar mi forma de ser. Al final descubrí que mis colegas sí son bastante buenos. Eso es exactamente lo que sucede en estos casos, hay cosas que uno hace mal pero nunca las acepta. Al del otro nivel, a la de la victoria pírrica y a otros no tengo que perdonarlos, más bien creo que tengo que entenderlos porque hasta el momento yo no sé si de alguna manera yo provoqué sin darme cuenta alguna situación que a ellos los pusiera mal -en el caso del otro nivel me da igual, jajajajaja-. Debo entender que al menos yo conozco el piso donde estoy parado y aunque eso me da ventaja, una regla marcial de honor es "Respetar al caído" y en todos los casos el caído no fui yo, fueron ellos.

Odio aquello de "Ahora estoy en paz, muy tranquilo y veo al mundo a través de la cordialidad", porque yo no soy así, soy un bastardo que actúa como si el mundo sólo existiera para mí aunque definitivamente no estoy en guerra con la gente, me gusta esta vida, me gusta ser quien soy y me gusta lo que hago. Pero estas caídas en el lodo son ese tipo de mensajes de la vida (o pueden llamarla Dios o como ustedes quieran) de que uno debe siempre buscar funcionar con la vida tal y como nos gusta que la vida funcione con nosotros.

Hoy no soy el mismo de hace diez años y me alegro. Reinventar todo lo que hago y expreso no es una opción, es una necesidad y para ello debo, como dije, sacarme la basura de encima y seguir adelante o, de ser necesario, volver a empezar. Como dice Silvester Stallone en su personaje del camionero "Halcón": "La vida no da nada a medias, si te caes te vuelves a levantar" y aunque yo no caí, al menos no me siento vencido por nada ni por nadie, me atribuyo mucho la idea de que en todo camino, por difícil que sea, lo importante es mantener la meta y seguir adelante.

Es cierto que todos sufrimos, mucha gente en este momento no tendrá un bocado o está en una deuda o enfrenta alguna enfermedad, pero todos en algún momento sabemos que la batalla que se pierde es la que no se intenta. Alguna vez leí que el único lugar de la ciudad en donde la gente que está ahí no tiene ningún problema es el cementerio y eso es enfáticamente -y tétricamente- cierto. Así que las nubes negras no siempre estarán en el cielo y no siempre las cosas van mal, el punto es encontrar la opción adecuada para seguir de frente y ello es una responsabilidad con uno mismo a la que no se debe fallar.

Si bien en su momento hice berrinche por el desconcierto que esas personas me causaron, también es cierto que soy de los que eventualmente dejan ir lo malo y retoman lo bueno. Reinventarme es algo que suelo hacer cada determinado tiempo y eso, créanme, me ha servido de mucho. Irse a refugiar como ermitaño y escaparse de uno mismo es una manera de negarse a la responsabilidad que tienen los individuos de establecer su propio mundo en función del resto del mundo que, al fin y al cabo, es lo que les da lo que tienen. Ese es el punto final, me gusta vivir y me gusta vivir bien pero también tengo que poner de mi parte si no, como la apéndice, me convierto en un estorbo, en alguien de quien los demás huyen como a la peste. A esas altura, yo les llevo terreno de ventaja a los que me hicieron sentir defraudado pero como yo sí soy un buen ganador, dejaré patente que de verdad, si los lastimé, perdón, si me lastimaron, ya lo superé.

Es cuanto

Messy Blues

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