24 de junio de 2015

Cuando un amigo se va

Mi sentir por la partida de un amigo

Han sido 36 años de tocar la guitarra y todo lo que ello implica. Los comienzos siempre son inocentes y soñadores pero la prueba de fuego viene hasta al menos unos dos años después del comienzo porque es cuando esos sueños o se hacen fuertes o declinas del intento y yo decidí asumir la responsabilidad.

Es difícil, luego entonces, atizbar el pasado sin una implicación moral o sentimental (o ambas) de las cosas y la gente que rodearon el entorno de cuando comenzabas. Hablemos de tías, tíos, primas, primos, amigos cercanos -generalmente mas de la familia que tuyos- y obviamente de padres, muy especialmente en mi caso de mis abuelos. Con mi madre siempre ha habido una extraña relación de "Como quieras, me da igual". Pero el núcleo de un proyecto que tú llamas musical se vuelve lo mas importante y por ello mis hermanos de cruzada eran Marco, Gabriel, Luis y quien se juntara, pues éramos los que tratábamos de conseguir figurar como un grupo de Rock. Resulta muy extraño pensar y asumir que quien originalmente tuvo la idea del grupo, Martín De la Rosa Aboytes, al final no participara en esta. Eso fue en 1980.

Pero Marco Vinicio fue un caso especial para mí porque antes de cualquier idea de grupo de rock ya éramos amigos en buenos términos. Ya habíamos transitado por lo obligado de ser amigo comprometido y nos apoyamos mucho en caídas y levantadas. Yo acababa de dejar los juguetes cuando comenzó la amistad a través de mi hermana Pilar y sin embargo ambos nos entendimos en dramas y alegrías y fue justo una depresión que Marco cruzaba la que nos unió mas porque coincidió con otro caso de mi parte por el que tenía yo que viajar a Salvatierra. Con ese pretexto juntamos dinero (y él vendió un reloj antiguo para ello) y nos lanzamos a sacar partido de tener menos de 20 años. Vivimos una extraña buena época de relajo y hasta me vi bendecido con la cordialidad de mis amigos de secundaria que hicieron de ese viaje al pueblo algo que en mi vida olvidaré. Marco mitigó al menos un poco esa depresión que le aquejaba.

Pero la música, especialmente la de rock y especialmente en los años ochenta, era un negocio muy poco apto para jóvenes idealistas y yo me volví destructivo y duro, Marco por su parte intentaba salir de todo lo que pudiera lastimar o ser destructivo. Hablando fríamente y como músico, para mí era buen elemento y tenía ideas geniales para hacer canciones, tenía una visión bastante adelantada a su tiempo y una muy pasmosa capacidad de entonarse y cantar con rangos imposibles de voz. Marco podía apreciar la buena música y distinguir un estilo de otro pero aborrecía de manera enfermiza la música popular que él consideraba corriente. Yo por mi parte era de los que primero escuchaban y luego juzgaban. Es decir, yo me tomaba la molestia de escuchar cumbias solo para determinar si era buena música o no pero Marco ni siquiera consideraba la idea, simplemente decidía que no le gustaba y punto.

Como músico aprendí a dejar de lado lo que no funcionaba y confieso que me ayudó mucho el beneficio de contar con el hecho de que los hermanos de mi padre apoyaron mis estudios, por lo mismo no me enfrascaba en hacer que la música fuera redituable sino mas bien funcional. Hacia 1981 yo me enfoqué mas en perfeccionar el proyecto, al menos el mío, y comencé a escalar buscando y encontrando y llegó el momento en que yo conocía toda la ciudad y a toda la comunidad del Rock en el Distrito Federal y dejé rezagados a Luis y Marco en ese sentido. Eran mis tiernos 17 e involuntariamente me había situado en el liderato funcional de una banda que, doloroso resulta decirlo, no funcionaba.

Fue precisamente este el periodo en que Marco y yo comenzamos a ser diferentes en muchas cosas pero como personas sensatas siempre nos respetamos el uno la postura del otro pero creo poder ubicar el momento mismo del punto de quiebre. Mucha gente llegó a creer que la amistad de Marco sería dañina para mí a la larga, malditos prejuicios sociales, porque él usaba melena y ropa de mezclilla en un estilo harto informal (y me pregunto cual era la diferencia si yo andaba igual). Irónico resulta que fue exactamente al revés, mi creciente hedonismo e intolerancia no solo me alejaron de personas que eran especialmente importantes para mí sino hasta me convirtió en una suerte de persona extraña para mi propia familia y fui yo quien se volvió dañino para Marco Vnicio. De repente era "todo o nada" y no aceptaba nada mas que la perfección y Marco no quedó ajeno a eso. Mordí el polvo varias veces cabe decir.

Según yo no fue exactamente mi cambio de forma de ser lo que me alejó musicalmente de Marco. Creo que el binomio de composición había sido hasta junio de 1981 un asunto entre dos, a él le gustaba escribir y a mí hacer música así que había equilibrio (que no fueron las demasiadas composiciones, si acaso 10) pero cuando comencé a hacer canciones por cuenta propia fue que dejamos de ver hacia la misma dirección. Aún a pesar de ello siempre retomábamos camino pero creo que ese fue el momento en que Marco mas necesitaba a la gente que él mas quería y muchos no supimos escucharlo.

A partir de su matrimonio en febrero de 1982 comenzó la laguna de tiempo en que todo fue irregular como amistad y yo me enfoqué aún mas en la música, él en su vida personal que había cambiado radicalmente. En los siguientes 34 años fuimos totalmente ajenos en cuanto a música se refiere pero la amistad, con sus agujeros obligados, siguió por encima de muchas cosas. El problema fue que yo me volví demasiado autócrata y hasta en cierto grado un tanto grosero y si alguien me imponía algún tipo de freno yo me volvía muy mezquino. A juzgar por el rompimiento profundo entre su familia y yo en la segunda mitad de los ochentas, creo que con ellos fui mas mezquino que con nadie mas en mi vida. Incluso algo psicópata, confieso.

Tiempo es tiempo y con el tiempo dejé envejecer a mucha gente. Tuve un divorcio que se suponía civilizado y terminó siendo muy doloroso alejándome mucho de mis hijos, mis relaciones con mi madre y hermano se volvieron espinosas y tuve que levantarme del suelo al menos diez veces en tanto muchos amigos y personas queridas de aquel entonces estuvieron, digamos, en un cierto margen de "aquella vida pasada" presa de ese viejo vicio que todos tenemos de ir al día e ir dejando a los demás guardados en el mueble de los objetos de la vida. Marco no era ajeno a los defectos pero tampoco a las virtudes y de estas tenía muchas. Como persona era un tipo generoso, cordial y muy solidario; como músico tenía una capacidad que pocos tienen para definir y apreciar. Yo le decía "La Superoreja" porque podía oír notas y acordes que para algunos pasaban inadvertidas. Ideó técnicas de bajeo para poder fumar y tocar al mismo tiempo (y aunque suene poco recomendable tal hábito, sí resulta una habilidad) y era capaz de cantar una tercera voz sin pegarse a la línea de las dos primeras.

Recordarlo es algo que solo podré hacer en lo sucesivo pero desde antes ya lo recordaba en cada etapa de mi vida. Me alegro a estas alturas de haber conservado bien la memoria de Crash! de 1980 así como haber tratado de mantener, aunque fuera de lejos, la amistad con todos los de ese tiempo y en especial con Marco. Ya bien porque fue el grupo con el que comencé a tocar y ya bien por lo que representa en la vida de cada uno de nosotros. Cabe señalar un divertido detalle de cuando yo apenas rasgueaba la guitarra, ambicionaba comprar una "Sonatone" que tenían en una tienda de San Juan de Letrán pero Marco me hizo ver que las buenas guitarras eran Fender o Gibson, claro, eran 15 tempranos años pero tuve una buena guía en ese sentido. A pesar de que Marco Vinicio nunca tuvo paciencia ni para enseñar ni para recomendar.

Su partida me dolió, y mucho, como duele la partida de todo ser querido y, como puede sucederle a cualquiera, quedaron muchas cosas que me hubiera gustado decirle. Lamento no haber estado cuando debí haber estado y lamento no haberme dado cuenta de lo mucho que nos hizo falta reflexionar, juntos, sobre las cosas que estaban bien y las que estaban mal. No dejas que un hermano se caiga, cierto?, y creo que tampoco deberíamos dejar que lo haga una persona entrañable.

Si bien Marco dejó la música en 1982 y por lo mismo le negó a esta el genio del que era poseedor, la oportunidad de compartir lo mucho que de música traía nos ha sido negada ya y creo que en Marco Vinicio el Rock nacional perdió un valiosos elemento. Como persona, con Marco se fue el hermano mayor que me hubiera gustado tener.

A casi un mes de su partida, le recuerdo con el mas grande aprecio y estimación que siempre le tuve. Descanse en Paz mi siempre querido amigo Marco Vinicio.

Respetuosamente

Tonatiuh

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